martes, 27 de mayo de 2008

El generar riqueza en el tiempo nos obliga a proteger los recursos

El flamante ministro del Ambiente sabe que se ha metido en la cueva de los leones, pero afirma que su mejor arma es el diálogo.
Hasta hace poco, los periodistas lo buscaban para preguntarle qué hacer con los bosques o con las vicuñas. Ahora lo buscan para hablarle de pugnas interministeriales y de movidas políticas. ¿Está listo para este cambio de vida?Cuando uno está en la sociedad civil, está en las tribunas observando al sector público; y cuando está en el sector público, como ministro, está en la arena toreando al toro. Ahí lo comienzan a mirar a uno desde otro ángulo y a preguntarle qué va a hacer, cuáles van a ser sus prioridades Hay, por supuesto, de todo: gente que quiere ayudar, gente que critica, noticias Hay un periódico que está sacando que yo he hecho consultorías para empresas mineras.
Es que, a la inversa de Al Gore, usted está saltando del mundo de la conservación a un terreno en el que se necesita otra sabiduría.
Yo me he labrado un prestigio a fuerza de trabajo, de publicaciones, de conferencias, de muchas cosas, y he logrado el aprecio de mucha gente. Y ahora sin duda fue difícil, el martes 13 de mayo, cuando el presidente me llamó a las 7 de la noche, después de haber promulgado la Ley del Ambiente, y me dijo: "Le pido por favor que usted sea el primer ministro del Ambiente del Perú". Le respondí: "Señor presidente, por mi país, acepto, ¿pero tengo el apoyo?". "Tiene todo mi apoyo y se lo prometo". Fue una conversación superbreve.
Nadie duda de que usted es la persona para el cargo, pero tenemos un presidente que es un experto en política. ¿No le asusta ser la versión científica de Julio Favre, a quien también le prometieron todo para reconstruir Pisco?
Durante la cumbre, después de jurar, un amigo me dijo: "Cuidado, Antonio, Alan te está utilizando". Entonces yo le respondí: "A estas alturas, yo no necesito de ningún político para tener un prestigio; pero si el presidente considera que yo puedo ser útil para lanzar al país al escenario ambiental mundial y contribuir para que tengamos un Perú organizado ambientalmente, con cultura ambiental y con sostenibilidad en el largo plazo, que me usen, que me reciclen, que hagan conmigo lo". Yo estoy por mi país; yo no tengo ningún partido. Mi único partido se llama Perú. Ese es mi objetivo.
Usted va a tener que enfrentarse a una derecha minera e industrial que no asimila el asunto del medio ambiente y a una izquierda que está en contra de las inversiones y que enarbola el tema ambiental para generar conflictos.
Soy absolutamente consciente de eso. Pero muchos empresarios y gremios están en una etapa de cambio muy fuerte, no porque alguien los haya convencido, sino por necesidad: hoy en día los mercados internacionales están exigiendo cada vez más estándares sociales y ambientales, y eso es competitividad. Por otro lado, hay una gran presión de la población para tener más eficiencia y calidad ambiental. Estamos en una etapa sumamente interesante, y a los que yo llamo los "empresaurios" --aquellos que no ven la parte ambiental y social-- están en extinción.
Pero seguimos teniendo, básicamente, productores e inversionistas depredadores...
Como ministro del Ambiente, yo tengo la gran responsabilidad de orientar a los otros sectores. Si viene un inversionista y dice: "Quiero plantar en la selva peruana 200 mil hectáreas de palma aceitera para biocombustibles", yo le respondo: "Perfecto, pero eso, primero, sin talar más árboles amazónicos y, segundo, tiene que hacerse en tierras ya intervenidas y asociado con la gente que tiene la propiedad de las tierras, pues el objetivo es que muchos cultiven eso y haya una planta procesadora". De esta manera estaremos haciendo un desarrollo de responsabilidad social.
Sin embargo, mientras mayores son las inversiones y los intereses involucrados, la disyuntiva entre inversión y medio ambiente se hace más notoria y excluyente.
Sí, pero hay que seguir una línea. Para superar la pobreza, tenemos que generar riqueza. Y para generar riqueza, hay que ver dos cosas: primero, las grandes inversiones, que van a dar empleo y todo lo demás; y segundo, la manera de generar riqueza con las comunidades locales pobres, para que esos peruanos también puedan llegar a ser empresarios. Este es el punto de quiebre, pues este proceso tiene que estar asociado al buen manejo ambiental.
¿Así ve usted su papel?
Allí está el fusible del Ministerio del Ambiente. Vamos a decir: "Perfecto, está bien, pero esto hay que manejarlo ambientalmente así, pues, si no, puede terminar en un desastre". Si tú vas a una provincia y sacas toda la madera de caoba y de cedro y no dejas un árbol, se ha generado un dinero pasajero, pero esa provincia rica en recursos naturales va a ser más pobre en el futuro, pues ya no tendrá esas riquezas. Eso hay que organizarlo y amarrarlo bien.
Más que ambiental, lo que nos falta es conciencia de largo plazo.
Ese es uno de los mayores problemas en el país: la falta de visión de largo plazo. Nos han acostumbrado siempre a una visión coyuntural. Por eso somos depredadores y saqueadores. No nos preocupa lo que va a ser de nuestros hijos y de nuestros nietos; para nada. Por eso tiramos la basura por todos lados. Se necesita crear mayor conciencia y ciudadanía ambiental, que es precisamente la visión de largo plazo.
Para algunos científicos, el Perú ya cruzó la línea en materia ambiental y es uno de los países de mayor riesgo...
El medio ambiente en el Perú es absolutamente preocupante. Si seguimos el camino que estamos andando, vamos al suicidio. Echamos el 75% de las aguas servidas al ambiente, sea mar, río o lago, sin procesar. Estamos contaminando nuestro país y enfermando a la gente. Echamos al día, al menos, 11.000 toneladas de basura, de residuos sólidos, al ambiente, sin disponer lo adecuado.
Eso se ve, por ejemplo, en Aguas Calientes, en...
En Aguas Calientes, en Lima, en Reque, en Cañete, en Chincha, en todas partes. Porque nadie les puede ajustar las clavijas a los alcaldes, que son quienes tienen que ver eso. Por otro lado, el aire de las grandes ciudades se está volviendo cada día más irrespirable. En Lima, para tener cáncer al pulmón, no hace falta fumar; basta vivir y trabajar en la avenida Abancay. También tenemos pasivos ambientales mineros, pues la ley recién comenzó en el año 90; todo lo anterior se hizo siempre sin ninguna precaución.
¿La minería es uno de los puntos más dramáticos?
Tenemos una minería informal que cada día crece más. He visto en el periódico que el oro subiría a 1.500 dólares la onza. Si con 900 o mil dólares la onza hay buscadores de oro por todas partes invadiendo sin respetar nada, a 1.500, imagínate. Eso va a ser algo explosivo y no se está considerando adecuadamente en la balanza política, en la balanza técnico-ambiental ni en la balanza de la sociedad civil, pues se prefiere atacar a las grandes empresas, que están mejorando debido simplemente a que están supervisadas.
¿Estamos entre los peores en el contexto de América Latina?
No, no estamos entre los peores, pero depende de qué se habla. Si es en agua, Chile está en una situación peor que nosotros. Si hablamos de Haití, ha destruido todos sus bosques y sus suelos; es una situación terrible. El Perú está en el intermedio. De los ciento y pico países del mundo, estamos, en eficiencia ambiental, en el puesto 60.
Si sigue igual, ¿cuál sería el escenario en 10 años?
Si hoy nuestras pérdidas anuales por una deficiente gestión ambiental en recursos, en salud, en vidas, etc., está en alrededor de 8 mil millones de dólares, en 10 años estaremos en 15 mil millones de dólares, pues habremos perdido bosques, suelos y productividad. Los grandes grupos de agroproducción exportadora en Ica, Lambayeque, Piura, etc. van a tener problemas, pues va a faltar agua. Es decir, puede colapsar la agroexportación en la costa peruana. Por eso es que la producción tiene que ir junto con el manejo de las cuencas y con la sostenibilidad del recurso agua.
Esa es la tarea del nuevo ministerio. Sin embargo, ha dicho que la propuesta técnica que usted presentó está en un nivel y que el resultado político está en otro. ¿Qué tan grande es la diferencia?
Estoy satisfecho porque, más o menos, se ha aceptado el 66% o el 67% de nuestra propuesta técnica. Un par de cosas, en la decisión política, no han sido aceptadas, pero ahora las estamos recuperando. El último Consejo de Ministros, por ejemplo, ha sido sumamente claro y ya no hay ningún conflicto, ni lo hubo. Simplemente hay un comensal más que llega a la mesa, se sienta y se abre campo, acomodándose, y por supuesto incomoda un poco a los demás, pero eso es normal. Pasa hasta en las familias cuando nace un nuevo bebe. Allí hay que ir a la concertación.
Pero el intendente de aguas aclaró en seguida que la distribución seguirá como hasta ahora, es decir, en manos de ellos.
No se trata de quitarle competencias a nadie. Simplemente acá hay un plan según el cual, para garantizar el agua y las irrigaciones en el largo plazo, se tiene que hacer varias cosas; si no, vamos a ir por mal camino.
¿Quién tendrá la última palabra en caso de que la autoridad del agua, por ejemplo, autorice un uso que su ministerio considere indebido?
En la cuenca alta del río Saña, por ejemplo, hay hermosos bosques, valiosísimos por su diversidad biológica. El Ministerio de Agricultura está permitiendo su tala y eso va a repercutir en la disminución de agua del Saña. Miles de hectáreas de cultivo pueden estar comprometidas el futuro, pues va a faltar el agua. Allí el Ministerio del Ambiente tiene que ser muy claro: "Señores, estos bosques se protegen". Si hay necesidad, entraremos fomentando la reforestación, que no vamos a hacer nosotros, sino los municipios, la región, etc.
¿Es posible conciliar, en un país como el Perú, la necesidad de captar más inversiones con la necesidad de proteger el medio ambiente?Claro que se puede. No solo podemos hacerlo, sino que debemos hacerlo. Tenemos que generar riqueza para superar la pobreza. Para eso necesitamos seguir atrayendo inversiones. No hay otra manera de lograrlo. Pero generar riqueza a lo largo del tiempo nos obliga a proteger nuestros recursos. Todos tenemos que convencernos de ello y adoptar una cultura ambiental.
EL CAMBIO ES INEVITABLE, PERO DEBE SER PAULATINO
"Hay un problema de costumbre de la gente"
¿Cuál es el principal escollo para conciliar ambiente y desarrollo?
El principal escollo para conciliar ambiente, desarrollo, productividad y producción en el país está en las costumbres. La gente no entiende que, en una cuenca, el bosque es la fuente de agua y que cuando se tala el bosque, también disminuye drásticamente el flujo de agua. La gente cree que el agua viene de la lluvia y punto. También hay una especie de entrampamiento histórico: desde nuestros tatarabuelos, regamos por inundación y ahora nos dicen que hay que hacerlo por aspersión, por goteo, etc. Hay que hacer mucha pedagogía.
¿Se debería seguir sembrando arroz en la costa?
No. Para empezar, está salinizando las tierras. Hay que pasar el arroz a la selva. La costa puede tener cultivos mucho más productivos y de más competitividad internacional que el arroz.
¿Quién pone el cascabel al gato?
Hay un problema político allí y también un problema de costumbre de la gente. Si usted habla con la gente, con los arroceros, dicen que todos pierden plata. Sin embargo, siguen cultivando arroz. Es un poco incomprensible. Allí se necesita una decisión política.
Y usted deberá estar al frente.
Por supuesto, pero con mucho aceite tres en uno en la muñeca [risas]. Hay que hacer pedagogía, hacer entender las cosas. Hay que enfrentarse, no al gremio arrocero, sino a la costumbre, pero paulatinamente. No se puede decir: "Pasado mañana pasa el arroz a la selva". O "San Martín ya no puede talar más bosques". Tenemos que ver cómo. Por otro lado, se puede seguir cultivando arroz en la costa con eficiencia de uso del agua, como lo hace un señor en Tumbes, que usa el 30% del agua que usan los arroceros comunes. Es decir, también tenemos que ver nuevas tecnologías.
¿Qué otras batallas urgentes tendrá que dar usted?
Hay una legislación perniciosa en la Amazonía, según la cual, para ser dueño de una chacra o de una parcela, se tiene que talar el bosque, pues el título es sobre el suelo. Es la estupidez más grande que podemos imaginar. O sea, a una persona que tiene 50 hectáreas y dice: "Voy a dejar 20 hectáreas con bosque para tener postes, madera, etc.", le responden: "No, usted tiene que talar eso; yo no se lo puedo titular". Ese es uno de los caminos de suicidio al futuro, pues si seguimos con eso, se van a talar muchos más bosques amazónicos.
¿Qué se debe hacer en Lima?
Si la economía sigue mejorando, dos millones de limeños se comprarán auto. La ciudad ya no aguanta...Allí lo que se impone es el cambio de la matriz energética, es decir, pensar en nuevos combustibles. El otro gran problema es la importación de vehículos usados, los que otros descartan para no contaminarse los estamos comprando, pensando que hacemos un excelente negocio. Esa es visión de corto plazo que hay que enfrentar y será un toro político muy bravo.
El Comercio, 25/05/2008

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