jueves, 22 de mayo de 2008

Juan de la Puente: La Mitadmasuno. Del lobo un pelo

Preferible tener ahora un Ministerio del Ambiente incompleto que no tenerlo. Lo digo como comentario a las críticas sinceras leídas y a las mías propias, porque lo cierto es que lentamente y con retraso el Perú se encuentra en la ruta final para dotarse de una política y un sistema de protección ambientales en un proceso cada vez más urgente. ¿Pudo ser mejor? Claro. La Defensoría del Pueblo reclamó la prepublicación de la norma y es probable que el mismo Antonio Brack se cuente entre los disconformes porque varias de las sugerencias de la comisión que presidió no fueron aceptadas. No obstante, la fundación del ministerio es trascendental y como acto político es superior a los por qué, quién, en qué momento, cómo y para qué. En ese acto se puede reconocer la decisión de establecer un ente rector ambiental y un sistema acompañados de instituciones instrumentales prometedoras como los sistemas nacionales de Gestión Ambiental, de Evaluación del Impacto Ambiental, de Información Ambiental, y de Áreas Protegidas. Igualmente importante es la creación de la Comisión Multisectorial Ambiental y la disposición para la creación de comisiones ambientales regionales y municipales. No obstante, los órganos más promisorios son dos: el Tribunal de Solución de Controversias Ambientales y el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) con atribuciones para una avocación amplia, que espero no se recorte en el reglamento, en los ámbitos de la minería, pesquería, hidrocarburos, industria y agricultura. Este organismo se complementa con el anuncio de la creación de 10 fiscalías especializadas en Medio Ambiente. Es fácil advertir que el Ministerio ha tenido más suerte que el Centro de Planeamiento (CEPLAN).
Esta creación es un punto de partida y no de llegada. Es el inicio de la movilización del Estado y de la sociedad que se augura intensa y donde la nueva estructura tendrá dos opciones: o dirige el proceso o es jalonada por él. Creo que la ampliación de sus facultades se impulsará desde la calle y, claro, desde el Perú rural. La ley ha abierto una puerta y, como debe ser, no ha cerrado ninguna, de modo que el nuevo ministerio es una cuota inicial. El resto vendrá en difíciles cuotas mensuales, o quizás anuales.
El Estado que tenemos ha parido esta criatura, sana pero con poco peso. Pero ya está con nosotros, defendámosla, alimentémosla y, sobre todo, fomentemos su desarrollo. En un futuro, espero cercano, este será el Ministerio del Medio Ambiente, Agua y Cambio Climático. Creo que Brack será el nuevo ministro sándwich y que deberá batallar, principalmente, para no sucumbir ante los poderosos lobbies de las empresas resistentes a la fiscalización ambiental. Para parte del Estado será un funcionario incómodo porque la rectoría del ministerio y el sistema transversal que preside le restarán poderes a más de uno y cómo duele perder atribuciones o compartirlas. Por esa razón presumo que su ministerio no será largo. Aun así, es el personaje ideal para fundarlo. Le deseo suerte.
La República, 20/05/2008

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