Existe monumentos en la vida, en los que el tiempo vivido, ya no nos permite sino anhelar algo que tal vez no veremos, pero al mismo tiempo, nos faculta a aquilatar el valor trascendente de lo que tenemos, su problema y posibilidad, como decía premonitoriamente Basadre.
Un hecho innegable, que viene evidenciándose cada vez más, es la toma de conciencia de los pueblos del interior del país, hoy nucleados en regiones políticas, sobre los derechos ambientales que les corresponden, de los servicios de los Recursos Naturales les proporcionan o les pueden proporcionar y que ha despecho de ello, se disponen pero en beneficio de otras zonas del país, sin compensaciones.
Hoy está establecido ya que el pago por Servicios Ambientales, es el “reconocimiento que propone la Economía Ecológica, de los desequilibrios que ha causado la sociedad capitalista y la destrucción ambiental y el abuso de los recursos naturales”.
Los denominados así Servicios Ambientales, vienen poniéndole nombre propio a lo que con insistencia hemos venido recalcando sobre la naturaleza interdependiente y complementaria, de esa trilogía de Regiones Naturales que en la región no existe sin las transiciones que las unen: costa, sierra, selva. Por lo tanto, unas se deben a otras.
De otro lado, se afirma que dentro de un rango de temores, por ejemplo, el pánico por accidentes nucleares viene siendo sustituido por el miedo al Calentamiento Global. Como opina el economista Frank Knight, en una toma de decisiones hay que distinguir entre riesgo e inseguridad, porque en cuanto al riesgo, este puede ser medido aún cuan grande sea, mientras que la inseguridad no puede serlo. Por aversión a la ambigüedad, la mayoría de la gente elige lo primero. De ahí la urgencia de evaluar los riesgos, que ante un peligro potencial aún, pero evidente de Calentamiento Global obligan a prever lo que podría ocurrir en un país como el Perú, de tanta diversidad como expresión del mosaico geográfico que somos.
Se estima que el costo de las medidas para frenar el cambio climático a nivel mundial puede ser veinte veces más caro que si nada se hace. Pero no todo el daño es calentamiento global. La erosión de todo tipo, que en primer lugar malogra el sueño de cultivo, es tal vez, y en el caso del Perú, uno de los daños mayores.
Por eso, a fuerza de ser repetitivos, anotamos, una vez más, que el suelo y el agua como recursos naturales tienen connotaciones distintas pero interdependientes y complementarias, que obligan a que las instituciones que controlan su funcionamiento, clasifiquen y coordinen lo que son los sistemas administrativos específicos, con aquellos aspectos vinculados con la naturaleza de su función, frente a un correlacionado complejo natural que coloca y descoloca al mismo tiempo. Lo que constituye el primer peldaño lógico que deberá afrontar el Ministerio del Medio Ambiente propuesto acertadamente.
No toda repetición es una ofensa como dice una canción nuestra. Por eso insistimos en que dentro de una sinopsis de grandiosidad, somos como país una Tierra de Montaña, donde nuestros Andes, que llamamos Sierra han sido y son eje de nuestra realidad geográfica, económica y social (mejor entendida ayer que hoy). Lo que significa que los impactos de un desarrollo insostenible son más rápidos, más fuertes y de más difícil corrección respecto de otras áreas geográficas. En consecuencia, para que el desarrollo sea sustentable en estas zonas, debe incluir un amplio rango de temas que demanden enfoques interdisciplinarios integrados. Misión central para un Ministerio ad-hoc ampliamente justificado.
Si bien no somos proclives al halago, saludamos con beneplácito la decisión tomada, recomendando no sea una vez más, refugio de burócratas intrascendentes o partidarios, sino núcleo de algo verdaderamente representativo de la elite profesional.
Gestión, 29/01/2008
Un hecho innegable, que viene evidenciándose cada vez más, es la toma de conciencia de los pueblos del interior del país, hoy nucleados en regiones políticas, sobre los derechos ambientales que les corresponden, de los servicios de los Recursos Naturales les proporcionan o les pueden proporcionar y que ha despecho de ello, se disponen pero en beneficio de otras zonas del país, sin compensaciones.
Hoy está establecido ya que el pago por Servicios Ambientales, es el “reconocimiento que propone la Economía Ecológica, de los desequilibrios que ha causado la sociedad capitalista y la destrucción ambiental y el abuso de los recursos naturales”.
Los denominados así Servicios Ambientales, vienen poniéndole nombre propio a lo que con insistencia hemos venido recalcando sobre la naturaleza interdependiente y complementaria, de esa trilogía de Regiones Naturales que en la región no existe sin las transiciones que las unen: costa, sierra, selva. Por lo tanto, unas se deben a otras.
De otro lado, se afirma que dentro de un rango de temores, por ejemplo, el pánico por accidentes nucleares viene siendo sustituido por el miedo al Calentamiento Global. Como opina el economista Frank Knight, en una toma de decisiones hay que distinguir entre riesgo e inseguridad, porque en cuanto al riesgo, este puede ser medido aún cuan grande sea, mientras que la inseguridad no puede serlo. Por aversión a la ambigüedad, la mayoría de la gente elige lo primero. De ahí la urgencia de evaluar los riesgos, que ante un peligro potencial aún, pero evidente de Calentamiento Global obligan a prever lo que podría ocurrir en un país como el Perú, de tanta diversidad como expresión del mosaico geográfico que somos.
Se estima que el costo de las medidas para frenar el cambio climático a nivel mundial puede ser veinte veces más caro que si nada se hace. Pero no todo el daño es calentamiento global. La erosión de todo tipo, que en primer lugar malogra el sueño de cultivo, es tal vez, y en el caso del Perú, uno de los daños mayores.
Por eso, a fuerza de ser repetitivos, anotamos, una vez más, que el suelo y el agua como recursos naturales tienen connotaciones distintas pero interdependientes y complementarias, que obligan a que las instituciones que controlan su funcionamiento, clasifiquen y coordinen lo que son los sistemas administrativos específicos, con aquellos aspectos vinculados con la naturaleza de su función, frente a un correlacionado complejo natural que coloca y descoloca al mismo tiempo. Lo que constituye el primer peldaño lógico que deberá afrontar el Ministerio del Medio Ambiente propuesto acertadamente.
No toda repetición es una ofensa como dice una canción nuestra. Por eso insistimos en que dentro de una sinopsis de grandiosidad, somos como país una Tierra de Montaña, donde nuestros Andes, que llamamos Sierra han sido y son eje de nuestra realidad geográfica, económica y social (mejor entendida ayer que hoy). Lo que significa que los impactos de un desarrollo insostenible son más rápidos, más fuertes y de más difícil corrección respecto de otras áreas geográficas. En consecuencia, para que el desarrollo sea sustentable en estas zonas, debe incluir un amplio rango de temas que demanden enfoques interdisciplinarios integrados. Misión central para un Ministerio ad-hoc ampliamente justificado.
Si bien no somos proclives al halago, saludamos con beneplácito la decisión tomada, recomendando no sea una vez más, refugio de burócratas intrascendentes o partidarios, sino núcleo de algo verdaderamente representativo de la elite profesional.
Gestión, 29/01/2008
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