El día 16 del presente, Antonio Brack juramentó como ministro del Ambiente en el Museo de la Nación, frente a los presidentes y jefes de Estado invitados a la V Cumbre ALC-UE.
Al día siguiente presentó su primera demanda: “Que se incremente el número de agentes que permita cuidar en forma efectiva la diversidad de bosques existentes en el país, y vigilar mejor los factores de contaminación ambiental”.
Al día siguiente presentó su primera demanda: “Que se incremente el número de agentes que permita cuidar en forma efectiva la diversidad de bosques existentes en el país, y vigilar mejor los factores de contaminación ambiental”.
Su preocupación no es de ahora. En enero pasado, cuando se desempeñaba al frente de la comisión para elaborar el proyecto de creación del actual ministerio, advirtió que el principal problema del Perú es la tala ilegal y la quema de bosques para la ampliación de la frontera agrícola, en especial en la Amazonía, donde se deforestan anualmente 150,000 hectáreas, ocasionando la producción de grandes volúmenes de CO2 en la atmósfera. Inclusive, manifestó que esa falta de control representa nuestra mayor falla en el cumplimiento del Protocolo de Kioto.
Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha señalado que una de las principales causas de la destrucción de nuestros bosques es la extracción de madera, lo que ha ocasionado que en los últimos 35 años se hayan perdido 9.2 millones de ha., a un promedio anual de 260,000 ha.
Esta situación genera severas consecuencias en el medio ambiente, la biodiversidad y el calentamiento global. Pero lo más grave es que a dicha tasa anual, nuestros bosques amazónicos desaparecerían en un período aproximado de cuatro generaciones (300 años). Por otro lado, el Consejo Nacional del Ambiente (Conam) –cuyo presidente solicitó el año pasado mayores recursos para ejecutar acciones concretas contra la tala ilegal–, ha advertido que la deforestación y tala indiscriminada ocasiona anualmente pérdidas para el país de más de US$ 600 millones.
El Perú es considerado uno de los países con mayor potencial de bosques en el mundo. Con 75 millones de ha., somos el noveno país con mayor superficie forestal a escala mundial y segundo en Sudamérica, después de Brasil; asimismo, ocupamos el tercer lugar en riqueza forestal, en América Tropical, después de Brasil y Bolivia.
A pesar que contamos con alrededor de 60 áreas naturales, el reducido efectivo de 250 agentes forestales no llega a controlar ni el 50% de éstas. Igualmente, de las más de 500 concesiones forestales vigentes con fines maderables, que comprenden alrededor de 690,000 ha. de tierras, el reducido presupuesto permite únicamente verificar poco más del 10%, teniendo en cuenta que cada proceso de control cuesta entre US$2,000 y US$3,000.
En este panorama, considerando las advertencias y preocupaciones sobre esta grave situación, tanto del actual ministro del Ambiente, así como de diferentes organismos nacionales e internacionales, se espera la toma de decisiones políticas muy claras para enfrentar la depredación y corrupción que se presenta en la tala ilegal y quema de nuestros bosques, y asimismo, se requiere la ejecución de las acciones prioritarias para incrementar la reforestación, a fin de mejorar el desarrollo forestal en el país.
Expreso, 24/05/2008
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