Las Navidades presentan novedades políticas. Hubo, finalmente, cambios ministeriales y una propuesta del Presidente de crear el Ministerio del Ambiente. No soy partidaria de cambios frecuentes en el Gabinete. Los ministros requieren tiempo para llevar a cabo gestiones que den frutos y desafortunadamente nos hemos acostumbrado a cambios en julio y diciembre que, por suerte, parece que no será la tónica de este gobierno. Vemos que la mayoría de ministros permanecen en sus carteras o en el gabinete y han cambiado únicamente cuatro ministros. Antero Flores Aráoz, Mario Pasco, Rosario Fernández y Enrique Cornejo refuerzan el gabinete. Todos son profesionales reconocidos y en el caso de Flores Aráoz estamos además frente a un político capaz de coordinar con tirios y troyanos. Mario Pasco es un laboralista que ha trabajado mucho con entidades públicas, entre ellas el MEF, que sabe que las leyes no sólo son declaraciones de principios sino que existe un costo asociado a éstas que asumimos todos. Enrique Cornejo viene de una gestión exitosa en el Banco de la Nación y continuará la labor de Garrido Lecca en un ministerio que tiene el reto de dotar de agua a la población peruana más necesitada. Rosario Fernández, criticada injustamente por haber defendido a los hijos de Ernesto Schütz, es una abogada de primer nivel con amplia experiencia en derecho procesal y muy vinculada a la defensa del Estado a través de distintas entidades públicas que han tomado sus servicios, por lo que conoce muy bien el funcionamiento estatal. Fernández es la asesora legal del Presidente y estoy segura de que sus consejos estarán arreglados a derecho y que con su experiencia como litigante podrá contribuir a la reforma del Poder Judicial, tan necesaria para los ciudadanos, sobre todo los más pobres.
La propuesta de crear el Ministerio del Ambiente es interesante. Los ambientalistas presionan al gobierno diciendo que no existe un ente técnico que vele por el ambiente, y con la creación de este ministerio se les acaba ese caballito de batalla. Dicen que los ministerios no pueden promover inversiones y a la vez cuidar el ambiente. No comparto esa lógica, pero sea como fuere, así se haga un ministerio o una entidad fiscalizadora, ésta debe ser transparente, técnica, con profesionales de primer nivel, pero sobre todo capaz de arbitrar técnicamente en los conflictos surgidos en cualquier actividad que afecten el ambiente. No me preocupa que sea un ministerio, me preocupa más quién liderará la institución, con qué recursos contará y si será capturada por el poder político. Creo que se debe buscar a alguien capaz de hacer cumplir las normas ambientales en un equilibrio con el desarrollo económico del país. Se necesita alguien solvente técnicamente pero que sea capaz de ver toda la película nacional y no solamente un capítulo de la misma. Ese es el verdadero reto.
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