La urgencia por defender el planeta de una serie de peligros que ponen en riesgo la vida de seres humanos, animales y plantas, obliga a los gobiernos a adoptar medidas concretas para paliar los estragos del cambio climático y el efecto invernadero.
El Jefe de Estado, Alan García Pérez, ha propuesto crear un Ministerio del Medio Ambiente en el marco de las facultades legislativas alcanzadas al Ejecutivo para implementar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos. La decisión no solo es pertinente sino necesaria, porque así se logrará ordenar y concentrar a las instituciones públicas que de una u otra forma se deberían dedicar al cuidado de los recursos naturales, a la protección del ecosistema y al combate de la contaminación.
Este tipo de ministerio existe en muchos países, por lo que hay experiencia que podría nutrirnos para establecer una entidad con el mejor perfil, adecuada performance y con todas las ventajas que faciliten su labor eficiente. El Gobierno –a mérito de las facultades delegadas– tiene 180 días para elaborar la norma de creación del nuevo ministerio, por lo que deberá aprovechar este tiempo para canalizar sugerencias y aportes de los especialistas y de la opinión pública.
En el campo estrictamente político, el portafolio del Medio Ambiente va a quitarle piso a aquellas ONG ambientalistas politizadas, pues si bien existen asociaciones serias en manos de personas responsables, todos somos testigos de que existen otras en manos de ex militantes del PUM (Partido Unificado Mariateguista), de sacerdotes extremistas de la teología de la liberación, y de otros partidos marxistas que –bajo una supuesta defensa del medio ambiente– ensayan una ideología nociva en contra de la inversión privada en petróleo, gas o minería, limitando la posibilidad de desarrollo de los más pobres.
Además, al crearse el Ministerio del Medio Ambiente, las políticas en favor de los ecosistemas del país que ya existen en costa, sierra y selva, se harán al más alto nivel y permitirán a los funcionarios responsables de esta especialidad poseer la autoridad suficiente para proteger los recursos naturales, la gestión ambiental y hallar soluciones ante los diversos problemas en este nuevo sector.
Hay mucho por hacer. La tarea será difícil porque ese ministerio tendrá que articular y convocar a gobiernos regionales, municipalidades y universidades del país, entre otras instituciones, a fin de hacer posible que los peruanos tengamos aire limpio, ríos y playas descontaminados, tratamiento de residuos sólidos, reciclaje, industrialización de la basura, y efectivos estudios de impacto ambiental para las industrias cuyas actividades pongan en peligro zonas pobladas o espacios rurales. Los críticos del TLC, por otro lado, desde ya se pueden dar cuenta de que si bien en la práctica aún no funciona el TLC, sin embargo ya está produciendo resultados positivos en nuestro país. El anuncio de la creación del Ministerio del Medio Ambiente es uno de ellos.
Expreso, 22/12/2007
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