Fabiola Morales: ¿Por qué un nuevo ministerio?

VOLUNTAD POLÍTICA, RECURSOS NATURALES Y REFORMA ESTATAL

Cuando se firmó y promulgó el TLC con EE.UU., la ministra Mercedes Aráoz se presentó en la Comisión de Producción del Congreso para explicar la necesidad urgente del Ejecutivo de obtener las facultades legislativas que le permitieran avanzar en la implementación del tratado.
Nos llamó la atención el punto sobre la necesidad de fortalecer la autoridad ambiental, por cuanto, desde hace más de seis años, trabajamos desde el Congreso para consolidar una autoridad ambiental independiente, sin que el Ejecutivo de Toledo, ni el actual, muestren interés, a pesar de la existencia de más de 30 conflictos socioambientales registrados por la Defensoría del Pueblo.
Por eso, nos causó sorpresa el anuncio presidencial de crear un ministerio del ambiente. Aunque fortalecer la autoridad ambiental es necesario, más cuando el Banco Mundial, en su informe "Análisis ambiental del Perú", ha advertido que somos uno de los países de más altos costos de degradación ambiental.
En su momento, tuvimos la responsabilidad de presidir la Comisión de Ambiente y Ecología del Congreso y, más adelante, presidimos la Comisión Revisora del Código de Medio Ambiente. Nos empeñamos en construir escenarios de discusión y consenso en audiencias públicas realizadas Lima y en distintas regiones.
En busca de una solución realista y de consenso, propusimos en el 2002, el P.L. 5669 para la creación del sistema de gestión ambiental y, posteriormente, en el 2003, el P.L. 6083 para regular el consejo directivo del Conam. Estos proyectos, y el trabajo realizado por la Comisión Revisora con la presentación del P.L. 11212 de Reforma del Código, dieron insumos suficientes para que en junio del 2006 se promulgara la Ley Marco del Sistema Nacional de Gestión Ambiental.
Sin embargo, esta norma no logró satisfacer nuestras principales propuestas: que el jefe del Conam tuviera rango de ministro, que se creara la procuraduría ambiental y que se lograra la transectorialidad de los niveles ambientales entre los distintos ministerios, bajo la autoridad del Conam. De otro lado, considerábamos necesario determinar el rol del Conam en relación con las entidades regionales y locales en el ejercicio de sus funciones ambientales, para garantizar su cumplimiento sin superposiciones, duplicidad, vacíos ni conflicto.
Esperamos que el Gobierno, en su lucha frontal contra el perro del hortelano, no se deje ganar por el gato de despensero en materia ambiental. Un ministerio dirigido por un burócrata técnico, pero timorato, rígido y sin muñeca política, o poco comprometido con la conservación de nuestros recursos naturales y la exigencia en materia de producción limpia, defraudaría cualquier expectativa.
Aunque el Ejecutivo tiene del Congreso las facultades para fortalecer la autoridad ambiental, es necesario recomendar que el ministerio sea pequeño, pero autónomo y eficiente. Las competencias muy bien puede tomarlas de las establecidas en Ley General del Ambiente y apostar por la fusión del Conam, el Inrena y las oficinas ambientales de varios ministerios, para ahorrar esfuerzo y gastos. Será interesante mirar los modelos y experiencias de Brasil, México y Colombia, donde se ha logrado mejorar el acceso a la justicia ambiental.
La degradación ambiental produce más pobreza, grave daño a la salud y el peligro cercano de falta de recursos básicos para la vida y el deterioro del ambiente, como causa inmediata del cambio climático.

El Comercio, 04/01/2008