Cuando se produce una huelga de trabajadores portuarios, rápidamente cuantificamos su impacto. Si cae el tipo de cambio, medimos el perjuicio a nuestra competitividad. Un atentado terrorista, un desastre natural, una crisis social, son hechos cuyo efecto calculamos de inmediato, porque sabemos que son malos negocios para el país y urgentes de atender.
¿Algunas vez nos hemos propuesto cuantificar las pérdidas económicas presentes y futuras, por daña el medio ambiente? ¿Nos interesa saber cuánto perdemos y cuánto dejaremos de ganar por no usar racionalmente los suelo, los mares, el agua, el aire, la flora y la fauna? Lamentablemente, no tenemos incorporada la importancia que tiene el mal uso, o no uso, del capital natural del país.
La creación del Ministerio del Ambiente y el Desarrollo Sostenible, es una necesidad que el mundo entero está adoptando. La mayoría de países de la región ya cuentan con una autoridad con rango ministerial, y están promoviendo el uso sostenible de sus recursos naturales.
Existiendo dos posiciones enfrentadas: los que sólo quieren conservar y los que sólo quieren explotar. Como todo en la vida, siempre existen posiciones intermedias. No es incompatible el uso y la conservación, es más, no es posible conservar si no se conoce y da valor a lo que tenemos, es decir, sin interdependientes.
El futuro ministro o ministra debe ser un profesional con la capacidad de promover un equilibrio entre el uso y la conservación.
Los exportadores pensamos que el desarrollo sostenible del Perú, debe ser con crecimiento económico, generación de empleo digno y buen uso de los recursos naturales.
Lo importante es que los peruano percibamos que el desarrollo sostenible es un buen negocio, para todos por igual. Es fácil decirlo, lo difícil es encontrar la receta del cómo, el cuándo y quiénes tienen que hacerlo. Lograr el consenso puede tomar mucho tiempo, recursos que no tenemos.
Los empresarios hacemos todo lo posible para cuidar nuestro capital humano, financiero y tecnológico, para que produzca más valor hoy y también mañana. El capital natural del país, que nos pertenece a todos, también debe ser visto como un activo, el cual debe producir valor hoy y sobre todo mañana.
Pensar en desarrollo sostenible, es pensar en buenos negocios que generen riqueza para todos, siempre.
Esto no es fácil. Hoy os recursos son escasos y la demanda es enorme. Algunos que los hemos considerado como renovables e infinitos como el agua, el aire, la tierra, están en riesgo.
Las nuevas generaciones somos más conscientes de la importancia que tiene el medio ambiente para el desarrollo. Por eso promovemos nuevos valores y mejores prácticas. Esta posición más compatible con un desarrollo sostenible basado en la responsabilidad social.
El cambio climático que afectará a más de mil millones de personas en el futuro cercano, es consecuencia de los errores cometidos por las generaciones pasadas; todavía estamos a tiempo de remediar este daño, para que las generaciones futuras puedan disfrutar lo que hoy no tenemos.
No sólo se trata de un tema de sensibilidad medioambiental, es un tema de responsabilidad e inteligencia política, económica, comercial y social. Es parte de la agencia interna pendiente, que hoy se hace actual en el marco del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos.
Nuestro país es una de los pocos megabiodiversos, con inmensas reservas naturales, mineras y energéticas; utilizándolas inteligentemente y aprovechando las oportunidades que nos brinda el comercio internacional, podemos mejorar la calidad de vida de los que hoy menos tienen. Es paradójico, nuestra mayor riqueza está en los lugares que hay más probreza.
El Banco Mundial ha estimado que el Perú pierde más de 2,700 millones de dólares por no actuar responsablemente con el medio ambiente: mal negocio: lo que todos los peruanos debemos saber es cuántos miles de millones de dólares generaremos gracias al desarrollo sostenible.
Solo trabajando de manera conjunta, sector público, privado y representantes de la sociedad, podremos construir un plan estratégico Perú, con una visión compartida; en el cual más se sientan incluidos y que nos impulse a un desarrollo con equidad.
Gestión, 07/01/2008
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